Testimonio de Xochitl 

Mamá de Gabriel

Hola, mi nombre es Xochitl Zelaya, de 32 años de edad, y tengo un hijo de 3 años llamado Gabriel.

En el año 2009 tuve la oportunidad de conocer el centro Materno Infantil Ave María, gracias al coro del colegio en el cual estaba estudiando, ya que junto a ellos solíamos venir a las celebraciones de las eucaristías que aquí se llevaban a cabo.

En el año 2017, me encuentro en una situación muy difícil y me quedo sin trabajo. A esto, se le une que no solo estoy yo, sino que también tengo junto a mí a Gabriel, ya que en este periodo estoy embarazada e intentando sacar mis estudios de la universidad por lo que, de la noche a la mañana, todos mis planes se truncan.

Debido a esta situación, decidí buscar ayuda. Y la verdad, hay que decir, que la primera opción que se me vino a la cabeza fue esta Casa, pero me daba vergüenza pedir ayuda porque sentía que había fracasado en la vida.

Gracias a Dios, una vez que hablé con Chari de la situación en la que me encontraba ella, sin pensárselo, me abrió las puertas de su casa, me acogió y me brindó todo su apoyo en estos momentos tan difíciles y preocupantes.

Llevo aquí desde abril de 2017. Mis comienzos no fueron buenos porque tuve mis vaivenes, mis momentos de tristeza donde todo lo que parecía que iba a alcanzar se había quedado atrás, pero gracias a la ayuda de Chari y las educadoras, el apoyo constante y el cariño inmenso, poco a poco fui levantando mis vuelos y conseguí seguir adelante junto a mi hijo Gabriel.

Me gradué en la universidad gracias a este lugar, gracias a MI CASA, porque realmente lo es. Desde el primer momento me acogieron y me hicieron sentir que somos una gran familia.

Aquí he aprendido a ser madre y a disfrutar de ello, a creer en mí y a tomar decisiones, que mejoran tanto la vida de mi hijo como la mía propia. Siempre están para guiarnos desde lo que es mejor para nosotros y con el objetivo de que logre una vida autónoma junto a mi hijo.

Sé que cuando nos vayamos siempre recordaremos esta Casa con mucho cariño porque, tanto mi hijo como yo, somos muy afortunados de poder estar aquí. Gabriel está creciendo en un lugar seguro, rodeado de personas que le quieren mucho y le hacen sentir bien. Él está teniendo una infancia muy feliz, donde está aprendiendo todo lo necesario para que el día de mañana sea un gran hombrecito. 

Aquí lo están dando todo por nosotros, por nuestro bienestar y sólo me queda decir ¡GRACIAS! 

De verdad, muchísimas gracias, porque gracias a vuestra ayuda, hoy tenemos una segunda oportunidad y SOMOS MUY FELICES.